Esta hermosa y única joya de la arquitectura colonial civil, fue mandada a construir en el siglo XVIII por Inés Mancebo de Zuloaga. No obstante, su valor histórico reside en que allí firmó con los jefes patriotas en 1823 la capitulación Francisco Tomás Morales, el último Capitán General español en Venezuela, luego de la Batalla Naval del Lago.
Alberga cuadros de Simón Bolívar, de los firmantes del Acta de Capitulación y del General Francisco de Miranda. Igualmente, cuenta con un mobiliario típicamente colonial, y con unas poltronas que fueron donadas por el ex presidente colombiano Misael Pastrana Borrero, en su visita del 24 de julio de 1973. Se dice que en esta casa reposó el Libertador Simón Bolívar en una de sus visitas a Maracaibo.
La vida espiritual de los marabinos de la época giraba en torno a la devoción de los santos apóstoles Pedro y Juan de San Sebastián y de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, devoción de esta última traída por don Juan Nieves de Andrade a fines del siglo XVII. Este piadoso varón a su llegada a Maracaibo pudo levantar una humilde ermita de bahareque y paja. Allí colocó una tabla con la imagen de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá copia de la imagen venerada en la región de Santa Fé de Bogotá, en la Nueva Granada (hoy Colombia).
El cuadro por acción del tiempo fue perdiendo su pintura original y finalmente borrada la imagen, hizo cesar el interés religioso y fue desechado como inservible. Del timbo al tambo anduvo la humilde tablita y finalmente fue, a parar al lago.
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