viernes, 4 de noviembre de 2016

Mitos y leyendas de los Llanos

El fantasma de los llanos: se trata del alma en pena de un caballero montado a caballo, que se aparece en la pampa guanacasteca las noches de luna llena. La leyenda cuenta que se trata del hijo de un administrador de una hacienda de Guanacaste, un muchacho apuesto pero de mal carácter que quería conseguirlo todo a su manera aunque fuera por las malas. Se enamoró de una hermosa joven que era sobrina suya, la cual no correspondía su amor, por el carácter de él y por ser familiares. Además, ella estaba enamorada de un humilde sabanero que trabajaba en aquella hacienda, con quién se veía a escondidas a la sombra de un pequeño árbol de guanacaste. Allí les sorprendió el amante quien, despechado, quiso matar de un tiro a la muchacha, pero interponiéndose el enamorado sabanero, la bala ultimó la vida de ambos. Enterado el padre de la joven de lo sucedido, con el dolor de su alma maldijo al asesino, condenándole a vagar por los llanos sin descanso por todos los siglos de los siglos.




La historia de la bola rodante recubierta de fuego forma parte de los más representativos mitos y leyendas de Barinas. Este fenómeno se presenta en la mayoría de las sabanas pedraceñas, en la vía hacia Las Peñitas, Lechozote, La calzada de Páez, Matarrala, Boca de Anaro, Matelión, Concha y otros. Suele manifestarse a las personas que transitan a pie, a caballo o en vehículo por estas zonas. Los testigos de este fenómeno dicen que ven una inmensa bola de fuego circulando por el aire, atravesando matas hasta caer al ras del suelo. Puede aparecerse a las personas de frente o por la espalda. Es una de las apariciones más temidas por los pobladores pues dicen que proviene de la boca del mismo diablo y que si te toca, te mata en el acto y tu alma va a parar a los infiernos.


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